Caso PENAL:
Belisario, un joven de 25 años de edad, es un asiduo concurrente a locales nocturnos de Buenos Aires. En la madrugada del día 7 de junio, mientras se encontraba junto a sus amigos en el boliche Esperanto, hace un comentario de muy mal gusto sobre la conducta de Ruth, una señorita a la que conoce apenas de vista, que se encontraba bailando sobre uno de los parlantes.
Marcos, estudiante de arquitectura, vecino y amigo de Ruth desde la infancia, se entera del episodio por boca de un amigo en común.
Una noche, Marcos llega a un bar de la Avda. Santa Fe, luego de pasar muchas horas estudiando, con ayuda de anfetaminas para no dormirse. Se acerca a la barra para pedir un cuba libre, y en ese momento se cruza con Belisario, quien también se encontraba pidiendo un trago en la barra del local.
Rápidamente sale, toma un taxi hasta su casa, ubicada en las calles Las Heras y Pueyrredón, de donde recoge un arma de fuego, marca Bersa, modelo Thunder, calibre 9 mm, la cual había comprado seis meses a un amigo para seguridad personal, sin haberla registrado ante el RENAR y retorna al bar.
Una vez allí, y sin mediar palabra alguna, dispara tres veces contra Belisario, dándole muerte, mientras en su cara se dibuja una persistente sonrisa.
CASO LABORAL:
Marcelo Antonio Pitana, oriundo de Camet, partido de Mar Chiquita, conductor de maquinas navales, empleado de Paparezza Hermanos “Continental armadores de pesca S.A.”, hombre sano, casado con siete hijos de 7, 9, 12, 14, 18, 22, y 26, de vida social y económica relativamente buena. Demanda a su empleador y a La Caja ART S.A., por daños y perjuicios Y demás rubros laborales.
El 18 de marzo de 1999 empieza su relación laboral con la firma Paparezza Hnos.
Su función era ser Primer oficial de maquinas, (recibido de la Escuela Nacional de Náutica “Manuel Belgrano), la cual cumplía en alta mar, a la orden de la empresa para embarcar cuando se lo requiera o cumplir tareas en tierra.
El día 2 de marzo del corriente, es llamado a su domicilio por parte de su empleador para que procediera a embarcarse en el buque “El FRANCO”, el cual debía partir del puerto de Mar del Plata al día siguiente.
En efecto, el día 3 de marzo, luego de que el buque es autorizado por las autoridades del puerto, zarpa con destino a ultramar.
El buque “El FRANCO” se encontraba al mando del Capitán Luis Adrian Gómez, siendo su jefe de maquinas, el Sr. Julio Balsa.
Todo se desarrollaba en forma normal y sin contratiempos, dedicándose Pitana- como brazo ejecutivo del jefe de máquinas- a impartir al personal instrucciones de cotejo y puesta a punto de las máquinas principales y auxiliares, bombas y motores de servicios y equipos para el manipuleo de la carga.
Así los hechos, siendo las 20.00 hs, Pitana, luego de cumplir con su guardia de 8 horas, se retira a su camarote a descansar,
A las 21.00 hs. aproximadamente, Pitana es levantado de su sueño por fuertes explosiones y gritos desesperados del personal que exclamaban: “AMONIACO!”.
Se levanta rápidamente y acude a la sala de maquinas, allí, observa al jefe Balsa quien se encontraba tendido en el suelo inconsciente, trata de auxiliarlo sin poder hacerlo y se ve obligado a salir a fin de tomar aire.
Ingresa nuevamente a la sala, esta vez muñido de un equipo autónomo de aire y se le coloca a Balsa pero se ve obligado a salir nuevamente.
Ingresan dos tripulantes con máscara de gas quienes logran sacar del lugar a Balsa pero ya sin vida.
Luego de ello, y recién de unos días, se les permite bajar del barco.
Los tripulantes experimentan síntomas de vómitos, dolor de cabeza e insomnio todo ello causado por los efectos del amoniaco.
El gas de amoníaco es un severo irritante del tracto respiratorio. Es perceptible por el olor a 0.6 a 53 ppm. Los voluntarios percibieron primero irritación de nariz y garganta en concentraciones tan bajas como 24 ppm luego de exposición de 2-6 horas. Dos de seis voluntarios consideraron una exposición de 10 minutos a 30 ppm como ligeramente irritante, mientras que 50 ppm fue considerada moderadamente irritante por 4 de 6. Irritación de nariz y garganta fue notable en 5/10 y 10/10 voluntarios luego de exposición de 5 minutos a 72 a 134 ppm. A 500 ppm, ocurrió inmediata irritación severa de nariz y garganta. Breve exposición a concentraciones por encima de 1500 ppm puede provocar edema pulmonar, una potencial acumulación fatal de fluido en los pulmones. Los síntomas de edema pulmonar (apretazón en el pecho y dificultad para respirar) pueden no desarrollarse por 1-24 horas después de una exposición. Numerosos casos de exposición fatal al amoníaco han sido reportados, pero los niveles reales de exposición no han sido documentados. Si la víctima sobrevive, se puede dar recuperación completa dependiendo del alcance de la lesión al tracto respiratorio y los pulmones. Sin embargo se han observado desórdenes pulmonares y respiratorios a largo plazo luego de exposiciones de corto plazo al amoníaco.
Las personas expuestas repetidamente al amoníaco pueden desarrollar una tolerancia (o aclimatación) a los efectos irritantes después de una cuantas semanas. La tolerancia significa que se requieren niveles más altos de exposición para producir los efectos vistos más temprano en concentraciones más bajas.
CASO CIVIL:
J.R.A., es una niña de 12 años que vive en la Villa denominada “San Petersburgo” de la localidad de Isidro Casanova, partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires. Concurre asiduamente a la escuela pública y es considerada buena alumna, con notas destacadas.
La menor vive con sus padres, abuelos y 6 hermanos de diferentes edades, tres de ellos, son mujeres de 15, 17 y 19 años.
Su papá se gana la vida juntando cartones para venderlos y su madre, Ramona trabaja por horas de empleada doméstica de manera informal y cuando la llaman.
Así los hechos y a raíz de un cambio de conducta de la menor, que ya venía observando hace unos días- estaba más agresiva y distante-, su madre la interroga sobre los motivos, sin que la misma le dijera nada. Ante ello, prefirió esperar un poco.
Al día siguiente y luego de esperar que regresara de la escuela, su madre dispuesta a saber que le ocurría a su hija decide tener una nueva conversación y en forma insistente la indaga acerca de sus actitudes, por lo que la menor emprendió la fuga de su hogar, no volviendo hasta pasada la media tarde.
Y el martes 6 de octubre de 2013, esa vez no se le escapó. Después de volver a preguntarle que le ocurría, esta vez, en forma mucho más firme que los anteriores, la niña estalló en llanto y le comenta que Pedro, el vecino de al lado, la había violado, ante ello, mandó al novio de su hija más grande a comprar un Eva Test. No se animó a hacer la prueba por su cuenta. Le pidió a su otra hija de 15. Ni bien quedaron coloreadas las dos rayitas de la muestra, la familia entera estalló en llanto.
Resulta que Pedro de 65 años, casado y con hijos, amigo de la infancia de su padre, siempre compartía almuerzos y festejos con la familia de J.R y un día, allá por agosto de 2013 le pide a Ramona que “le preste” a su hija para hacer unos mandados. El hecho se repitió varias veces.
Según la menor, cada vez que realizaba las encomiendas que Pedro le encargaba y le dejaba las bolsas, la agarraba de la mano, le tapaba la boca con un algodón y una cinta adhesiva, y la violaba, luego amenazándola le decía que no relata nada de lo sucedido bajo promesa de dar muerte a sus padres y hermanos, uno por uno, en caso que aquella no mantuviese silencio.
Ramona al indagar con vecinos del barrio, es abordada por Orestes, un vecino de 88 años de edad, quien le dice que en una oportunidad al pasar por el domicilio de Pedro, el yendo por la vereda de enfrente vio a este parado y a la menor agachada, lo que le pareció raro. Sus padres solicitan un aborto no punible.
Atte.-
LA CATEDRA DOCENTE
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